El Presidente Gabriel Boric afirmó este jueves que la búsqueda impulsada por el Gobierno de detenidos desaparecidos durante los años de la dictadura de Augusto Pinochet “va a ser difícil” y su éxito “improbable” pero que es “deber moral de no dejar jamás de buscar”.
“Ha pasado mucho tiempo, va a ser difícil, el éxito es improbable. Pero tenemos el deber moral de no dejar jamás de buscar a quienes faltan, a quienes fueron asesinados y hechos desaparecer por sus ideas y defender la libertad del hombre y la mujer de nuestra patria“, señaló el mandatario.
“Desde el Gobierno nos hemos comprometido a implementar en conjunto con la agrupaciones de familiares de detenido desaparecidos un plan nacional de búsqueda porque nos duele, nos desgarra el corazón, el alma y no solamente el alma humana, sino el alma de la patria, saber que hay quienes todavía buscan a sus seres queridos“, agregó.
Desde el memorial de la Fosa de Pisagua, ubicada en la Región Tarapacá, donde en 1990 fueron encontrados 21 cuerpos de detenidos desaparecidos, Boric criticó a los que todavía insisten en negar o justificar en el país los crímenes y graves violaciones de los derechos del régimen que emergió del golpe de Estado contra el presidente socialista Salvador Allende, del que en septiembre se cumple medio siglo.
“Quizás haya quienes, espero que no, traten de culpar a los muertos o a los torturados de lo que sucedió en Chile, no lo vamos a permitir. Solo con una condena histórica transversal y una mirada común sobre las atrocidades del pasado vamos a poder hacer frente a las amenazas que acechan justamente a las democracias a los largo de todo el mundo“, remarcó.
“Solo con un compromiso inquebrantable por encontrar a nuestro detenidos y detenidas desaparecidos podremos construir un futuro más humano y más libre para todos, ese es el compromiso ético de nuestro gobierno”, finalizó.
En el plan de búsqueda, obstaculizada entre otros factores por la falta de información detallada que ayude a dilucidar el paradero de los asesinados o desaparecidos, Chile también mira a sus vecinos de la región: Argentina, Uruguay, Perú, Paraguay y Colombia, entre otros, tienen experiencias en la materia, cada uno con sus particularidades.
Durante el golpe y los años posteriores, aparatos de seguridad organizados en asociación ilícita, según ha acreditado la Justicia, iniciaron una represión masiva contra militantes de izquierda y opositores al régimen de Pinochet.
Según datos oficiales, alrededor de 3.200 opositores murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos, mientras otros 40.000 fueron torturados y encarcelados por causas políticas.
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